En un palacio escondido, en esa zona indeterminada, entre Europa y Asia, donde, desde tres ángulos distintos, muchos creen que es una tierra que durante algún tiempo habitó Dios, pero que siempre están en guerra y la palabra más usada es ¡VENGANZA! Se han reunido los fantasmas de la Tierra convocados por el Trampero dictador del Imperio.
A ambos lados del Emperador estaban los grandes señores de la guerra: el estepario del veneno y el peligro amarillo y muy cerca el exterminador de niños; por allí también pululaban, los guardianes de la moral, las dos C, la de los misiles familiar y la de los móviles y muchos más invitados, todos de piedra, gurús mezclados con mulás, locos con motosierra con fanáticos planetarios.
Fuera, la vida había acabado, a la atmósfera, las bombas se la habían tragado, todo era fuego y lluvia de barro.
Al León del desierto, lo escucharon, pero no le hicieron caso.
Los de dentro. se creían dueños de ¿no sé que? pero algo y solo eran SOMBRAS del pasado. La Tierra (con ayuda de algún general) se había suicidado.
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